Las
sierras interiores Pirenaicas, formadas en su mayoría, por la típica
caliza ocre de Marboré, forman los paisajes más abruptos de la Cordillera.
El pico de
Aspe, o de la
Garganta de Aísa, junto a la
Muralla de Borau, no son una excepción, y bien merecen una visita, ya sea desde el norte o desde el soleado valle de
Aísa, en el Sur.
Una elegantísima forma de ascender el Aspe es hacerlo por su arista Este o de los Murciélagos, que recorre un aéreo filo calcáreo que une el
Paso de la Garganta de Aísa con la misma cumbre, a 2.645 metros.
La arista,
una de las más recomendables para iniciarse en esto de la escalada en alta montaña, es un regalo para los sentidos. Tiene una
medida "perfecta" para que se nos quede un buen sabor de boca y engancharnos a este mundo de altura.
En esta ocasión, con
Arturo, no tuvimos la misma suerte que en otras ocasiones, y tuvimos que dejar la ascensión para otro día, en el que las nubes nos dejen admirar el espectáculo que vieron
Rabadá y compañía en 1960.
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Las fuentes de Rigüelo dando vida al valle |
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Phyteum Hemisphaericum |
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Mallo de Lecherín y el Rigüelo |
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Avanzando sobre la Garganta de Aísa |
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Preciosa vista de la Arista y el Aspe cerrando sus puertas. |
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Mallo de Rigüelo |
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Arturo |
Què paisaje tan bonito!!!! Y la flor preciosa
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuenas Teresa! La verdad es que sí. La zona de La Garganta de Aísa es preciosa. Es una zona kárstica con praderíos por abajo con grandes roquedas y abruptas cumbres en lo alto. Ahora está muy verde, pena que no acompañase el tiempo ese día!!
ResponderEliminarUn abrazo!