La escalada en el
valle de Ordesa resulta siempre espectacular, tanto por la estructura de las paredes como por las vistas, la flora y la fauna que nos rodea. Es un privilegiado reducto, que al estar protegido por la ley de parques nacionales, podremos sentirnos fuertemente atrapados por semejante naturaleza.
El valle ha quedado diseñado en forma de terrazas, donde cada muro que las separa mide unos cuantos centenares de metros, entre los cuales se han sabido aprovechar legendarias sendas para el pastoreo y la caza, hoy día célebres para el excursionista.
Entre estos muros, destacan
La Fraucata, imponente castillo que recuerda a las películas del Oeste, el
Gallinero, poderoso espolón que asoma sobre el circo de
Cotatuero, y uno de los símbolos del Parque: El
Tozal del Mallo, que visto desde
La Pradera llama poderosamente la atención a modo de aguja.
En cuanto a la escalada, el Tozal representa un trocito de historia. Fué allí donde tuvo lugar la primera gran escalada en el valle, a cargo de los visionarios
Jean y Pierre Ravier, trazando lo que hoy podría ser la ruta más repetida de
Ordesa.
A unos metros de esta misma ruta, se encuentran dos vías que también marcaron historia. "
La Franco-española", obra de
Guillamon y Anglada, y "
Las Brujas", resuelta por
J.Diaz, A.Rabadá y E. Navarro, en 1960 y 1963 respectivamente.
Hoy en día, buscando la mejor calidad de la roca, se suelen combinar, repitiendo la primera parte de "Las Brujas" y enlazándola con la segunda parte de "La Franco-española".
De esta forma se consigue una combinación única, una escalada de calidad, y otra razón para admirar la cabeza que tenían aquellos escaladores.
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Olatz en tercer largo de Las Brujas |
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En el tercer largo de la Brujas, calidad. |
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Un reposo en La Plaza Cataluña. |
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Olatz entrando en una de las chimeneas. |
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Carlos. |
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Otro largo impresionante. El tercero de la Franco, desde la Plaza Cataluña. |
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