Con la llegada del buen tiempo, empiezan a llegar recuerdos sobre todo lo que rodea a la escalada en roca: poca ropa, sol, ligereza, buitres, quebrantas, flores, etc…
El único inconveniente es que no estamos igual de ágiles que en otoño. Hace unos meses que no escalamos, el 80% de la actividad del invierno la centramos en el esquí, y los músculos van desarrollando otras capacidades que poco tienen que ver con la elasticidad propia de la escalada.
Así que nada mejor que venir a Riglos para poner los antebrazos bien a tono.
Realmente, la idea era hacer algo suave en cordada de tres: Sandra, Javi y yo, pero tuvimos una baja y decidimos ir a la Murciana, una clásica del Mallo Pisón.
Un buen inicio de temporada, muy bien acompañado y con un día espléndido!!
Eso sí, vuelta a la realidad, y a empezar a escalar más!!!
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